Claves para llevar proyectos editoriales complejos a buen puerto

La gestión editorial puede ser desafiante, pero con método, flexibilidad y comunicación eficaz es posible lograr publicaciones de alta calidad, incluso en contextos exigentes. Desde ¡Mg! Consultora, compartimos algunos aprendizajes clave.

La producción de publicaciones institucionales suele implicar un entramado complejo de áreas, contenidos, formatos y tiempos que desafían cualquier planificación. En ¡Mg! Consultora, acompañamos desde hace años a clientes en el desarrollo de memorias, reportes de sostenibilidad, anuarios y otras piezas editoriales estratégicas. Como líder de muchos de estos proyectos, aprendí que la organización flexible, la coordinación entre equipos diversos y una comunicación precisa no sólo hacen posible el resultado: lo elevan. Esta nota resume en 5 puntos algunas de las claves y buenas prácticas que hemos logrado construir a lo largo del tiempo, y que año a año seguimos perfeccionando:

  • Planificación con perspectiva realista

    La clave está en anticipar tiempos y validar etapas con cada parte involucrada. Definir objetivos, conocer al público destinatario y contemplar semanas de colchón en el cronograma para posibles contingencias permite navegar el proyecto sin sobresaltos. El calendario se convierte en una brújula si se lo respeta y se hace seguimiento continuo.

  • Metodología colaborativa

    Desde el kick-off se establece un roadmap detallado, con fechas de preentrega, revisiones y validaciones. El uso de plataformas como Google Drive, Trello o Sharepoint facilita el trabajo colaborativo, la revisión simultánea y la trazabilidad de cambios.

  • Coordinación de equipos diversos

    Según el tipo de proyecto y el alcance se arman los equipos. Clientes, diseñadores, redactores, editores, productores audiovisuales y desarrolladores web, entre otros: todos juegan un rol clave según el caso. Las reuniones periódicas de seguimiento y las minutas posteriores garantizan que cada paso esté alineado. Agradecer el trabajo de cada integrante y compartir devoluciones positivas en cada etapa también es parte del proceso.

  • Gestión de cuellos de botella

    La recopilación de contenido y los tiempos de validación suelen ser los desafíos más comunes. Es fundamental establecer fechas límite claras para respetar los tiempos establecidos. Es común también que, en proyectos que implican la participación de referentes de distintas áreas por parte del cliente, se reciban hasta dos o tres versiones del mismo documento con comentarios y sugerencias. La organización de quien lidera el proyecto al momento de consolidar esos comentarios y ajustes previo a pasar el archivo al diseñador también es muy importante: unificar versiones y documentar cambios es esencial para asegurar coherencia.

  • Cultura de mejora continua

    Finalizar un proyecto no significa cerrar el capítulo. Reunirse con el cliente para evaluar el proceso y detectar oportunidades de mejora permite empezar el próximo año con aprendizajes valiosos. Revisar lo “ya establecido” desde nuevas necesidades fortalece el impacto editorial y permite repensar decisiones, procesos y formatos de cara a próximas publicaciones.

La organización flexible lo es todo. Mientras más procedimentado el proceso, mayor es la capacidad de adaptación ante imprevistos.

Liderar un proyecto editorial implica mucho más que cumplir un deadline. Se trata de orquestar talentos diversos, canalizar objetivos institucionales y sostener la calidad en cada decisión. En ¡Mg! Consultora sabemos que detrás de cada publicación hay un equipo que da lo mejor de sí y trabajamos para seguir creciendo cada día junto a los clientes que nos eligen.

Por María del Rosario Pessini Morán | Líder de proyectos de comunicación en ¡Mg! Consultora

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